Dice la Biblia que Jesús sufrió nuestro dolores (Isaías 53.4-5). Esto quiere decir que él mismo se hizo uno con nosotros en las heridas emocionales en los dolores que hemos pasado, por lo que él nos entiende y nos puede consolar.
Pero también dice que el castigo de nuestra paz fue sobre él. Esta paz es el resultado de un corazón sin heridas. El pagó el precio de ello para que lo recibiéramos. Por lo tanto todas las heridas que guardamos en nuestro corazón, YA FUERON SUFRIDAS POR JESUS! Así que no debemos nosotros guardarlas más.
El Espíritu Santo derrama su unción sobre sus siervos para sanar corazones quebrantados (Lucas 4-18-19). Como Jesús ya pagó por la sanidad, entonces el Espíritu hace efectiva esa sanidad con su tierno toque de amor, brindando la paz que necesitamos. Por tanto, cuando sentimos dolor por alguna herida que estemos guardando dentro de nuestros corazones, debemos saber que El Espíritu Santo es capaz de llenarnos de Su amor y Su paz al consolarnos. Solamente debemos pedirlo.
Romanos 5.5 dice que el amor de Dios es derramado en nuestro corazón por el Espíritu que se nos ha dado. Este amor es sanador.
Si deseas sanar heridas que guardas desde hace mucho tiempo, JESUS es el único que puede quitar ese dolor que llevas.
Te animo a que hagas a Jesús el sanador de todo dolor y herida; deja que sea El quien te consuele y te ayude a salir adelante.
Te invito a que hagas esta oración: “Señor, necesito de tu amor, quiero pedirte que me ayudes a aceptar la sanidad que tu me has dado. Quiero pedirte tu paz en mi corazón porque me cuesta olvidar esta herida que me han causado ya que me duele mucho. Gracias por tu gran amor, te invito a que tomes el control de mi vida y me llenes de ti hoy. Amen” |