Como lograr la unidad de la pareja

La formación de la unidad matrimonial implica sacrificio y un tipo de amor realmente generoso.

Es el tipo de afecto que se desborda hasta que duele y toma muy en serio los intereses del ser amado.

¿Saben los maridos algo sobre este tipo de amor? Pruébese a sí mismo. ¿Ha dejado de salir alguna noche con sus amigos, con el fin de quedarse en casa y cuidar a los niños, para que su esposa pueda salir al menos una vez con sus amigas?

¿Ha estado dispuesto a dejar de descansar un sábado con el fin de ayudar con la limpieza? ¿Sustituye alguna a vez a su esposa para alimentar al bebé por la noche, o es un sacrificio demasiado grande para usted? Recuerde que el bebé les pertenece a los dos y no sólo a la madre.

¿Lava alguna vez los platos o prepara de cuando en cuando la comida? Aun cuando los cónyuges por lo común desempeñan las funciones para las que están mejor preparados o dotados, no se niegan a reemplazarse uno al otro cuando se presenta la necesidad de hacerlo.

Además, es discutible quién de los dos está mejor equipado para lavar los platos.
¿Qué tal funciona usted como esposa? ¿Corta alguna vez el césped, le cambia el aceite al automóvil o ayuda en el negocio familiar?

Es posible que la realización de alguna de esas funciones sea una rutina para usted. Si es así, ¡magnífico! Estará contribuyendo al bienestar de la pareja, haciendo lo que se debe realizar, sin tomar en cuenta a quién le corresponde esa tarea. Y es muy probable que se sienta muy a gusto debido a la contribución que está realizando.

Disfruten de las tareas juntos.
El ayudarse mutuamente en las tareas domésticas hace que los trabajos se realicen y al mismo tiempo esas tareas resultan mucho más divertidas y agradables.

Pueden escoger tareas separadas, si así lo desean; pero muchas de ellas podrán llevarlas a cabo juntos. Por ejemplo, imagínese la tarea de lavar el piso. Uno podría encargarse del dormitorio y el otro de la sala.

¡De ese modo podrían sonreírse el uno al otro de un lado a otro de la casa! O bien, limpiar las baldosas del baño, podrán comenzar en puntos opuestos y reunirse cara a cara al darle la vuelta a la habitación.

También la pintura y la decoración pueden resultar tareas agradables para realizar unidos. Se pueden sostener conversaciones importantes al trabajar de ese modo; uno junto al otro. No sólo es agradable trabajar juntos, sino que además se tiene el sentimiento de haber realizado algo importante como pareja.

Sean padres unidos.
Quizá el mayor reto para su dedicación a fomentar la unidad sea la crianza de los niños. ¿Quién cambiará al bebé esta vez? ¿Quién saldrá de debajo de las sábanas calientes para preparar el biberón y dárselo al bebé a las dos de la mañana?

Por supuesto, si la madre está lactando, no podrá haber dudas respecto a quién tendrá que encargarse de esa tarea.
Si está pensando ofrecerse como voluntario, piense en la aventura maravillosa que le espera.

Tendrá la emoción de calentar la botella a la temperatura ambiente, probar la leche, echándola sobre su muñeca (para ver si efectuó la tarea correctamente),

colocar el chupón entre los labios ansiosos del bebé hambriento, esforzarse en mantener los ojos abiertos hasta que desaparezca la última gota de leche, frotar con mucha suavidad la espalda del bebé y, luego, cambiarle los pañales.

¡OH, los dolores de compartir las tareas de la crianza de los hijos! Puede pasar de la agonía al éxtasis. No se pierda ninguna de esas emociones.

Diviértanse juntos.
El atletismo es otro campo en el que se puede fomentar la unidad de la pareja. Jueguen al tenis, vayan juntos a la piscina o salgan a correr.

Una vez que hayan terminado las tareas del día, necesitarán cierto tiempo para descansar. Den rienda suelta a sus emociones, diviértanse; pero háganlo todo juntos.

También pueden disfrutar mucho juntos al organizar reuniones y fiestas en su casa. Un buen modo de demostrarles a sus amigos que son un matrimonio muy unido es invitándolos a su casa.

Es muy agradable cooperar en poner en orden la casa y preparar los alimentos, servir a los invitados y lavar los platos. Sin embargo, lo más divertido de todo es iniciar juntos la conversación durante la cena.

Tomen juntos las decisiones.
No obstante, la unidad de la pareja no se aplica sólo a las actividades físicas sino también a las mentales. El trabajar juntos como asociados es esencial en el proceso de toma de decisiones.

Por ejemplo, tome en consideración las siguientes decisiones que afrontará en algún momento de su matrimonio: qué empleo aceptar, qué casa adquirir, si la esposa debe trabajar o no, qué escuela escoger para los niños, qué cantidad de seguro adquirir e incluso a dónde ir de vacaciones.

Aunque el marido es responsable, a fin de cuentas, por la decisión que se tome, no la tomará solo. Ambos están unidos en matrimonio. Por consiguiente, ambos tienen que aprender a expresar sus sentimientos con libertad.

Su modo de pensar, las reacciones emocionales y las perspectivas sobre la vida serán con toda seguridad diferentes. Eso es muy bueno. Cuando se evalúan ambos aspectos de un asunto, se puede llegar a tomar una mejor decisión.

Por consiguiente, analicen con cuidado sus razonamientos recíprocos y descubra los defectos de la lógica. Luego tomen sus decisiones y aténganse a ellas.

Hagan un presupuesto de su dinero.
Otro campo en el que la cooperación es vital es el de los presupuestos y las finanzas. Determinen que cantidad de dinero les quedará después de cubrir impuestos y los ahorros.

Luego presupuesten una cantidad dada para cada gasto fijo (como, por ejemplo, el alquiler), y para cada gasto estimado (tales como alimentos, artículos para el hogar, calefacción, electricidad, ropa y diversiones).

No se olviden de reservar cierta cantidad de dinero para urgencias. Una vez que hayan determinado la cantidad que pueden gastar, apéguense al presupuesto. Ni el uno ni el otro tiene derecho a extravagancias sin antes consultar al cónyuge.
¿Recuerda que forman una asociación?

Planeen sus compras.
Actúen también como sociedad al hacer sus compras. Los gastos importantes en alfombras, cortinas y muebles requieren mucha planificación y búsqueda, hasta encontrar los artículos apropiados a los precios que se puedan permitir pagar.

El escogerlo todo juntos es divertido y muy satisfactorio. Cuando sus gustos difieran, buscarán cosas que agraden a ambos. Y hablarán de la clase de valores que expresará su hogar.

¿Qué importa más? ¿El costo, el aspecto o la durabilidad de las cosas? ¿Quieren tener un hogar que impresione a las visitas o que sea acogedor y agradable?

También la compra de cosas pequeñas tales como la ropa puede constituir un esfuerzo cooperativo. Por ejemplo, si su esposa combina telas y colores mejor que usted, pídale consejo para adquirir sus camisas, corbatas y calcetines. Si su marido tiene buen ojo para determinar lo que le sienta bien, acepte sus consejos.

El vestirse bajo un presupuesto modesto no implica tener aspecto desaliñado. Incluso con el presupuesto más bajo se puede presentar uno bien. Sea prudente en sus compras y espere las ventas con descuentos.

Luego escoja las cosas con mucho cuidado, recordando que todo lo que lleve puesto tiene como finalidad realzar favorablemente su personalidad interna. Por consiguiente, escoja sus ropas del modo en que un pintor selecciona los marcos para sus cuadros.

El artista buscará algo que haga resaltar muy bien lo mejor de su creación, y no utilizará nunca algo que resulte pesado o que distraiga. Si un pintor escucha a un observador decir: “¡Qué marco más hermoso!, sabrá que ha cometido un error de juicio. Por eso, confíe en su cónyuge para que le indique lo que mejor le sienta.

Crecimiento espiritual.
Conságrense a la madurez espiritual. Si han encontrado una iglesia en la que se sienten a gusto, participen en ella. Al escoger sus campos de servicio, asegúrense de que realizarán cuando menos una actividad juntos.

Canten en el coro de la iglesia, trabajen en el departamento de cuna, enseñen una clase de la Escuela Dominical o abran su hogar para reuniones en grupo. Sin embargo, no se ocupen tanto de los demás que se olviden de crecer como pareja.

Lean juntos la Biblia y comportan los libros interesantes. Luego, analicen lo que han leído. Les encantará la paz, la confianza y la unidad que esto aporta a su matrimonio.

Participación en actividades de la comunidad.
Hoy día muchas parejas desean participar en actividades de su comunidad. ¿También ustedes? Juntos pueden ayudar a organizar las elecciones locales, servir en la asociación de padres y maestros o recaudar fondos o ayuda para causas valiosas.

En un mundo en el que los valores están cambiando sin cesar (en la moral, la educación, y la política), se necesitan parejas que tengan convicciones morales poderosas y que estén dispuestos a trabajar juntos, dando impulso a las cosas en las que creen.

Hay necesidad de personas que den un paso al frente para apoyar temas morales y que digan:
“Nos preocupa lo que les están enseñando a nuestros hijos. Nos interesa lo que se vende en nuestras tiendas.

¡Estamos preocupados! Además, estamos dispuestos a hacer todo lo que podamos para restaurar valores sólidos en nuestra comunidad. Estamos deseosos de servir”.

Hay necesidad de más voces de este tipo. Sin embargo, esas expresiones tendrán mucha mayor validez si están respaldadas por nuestro modo de vivir. Si va a participar en alguna actividad de su comunidad, deberá practicar lo que enseña, tanto en forma personal como en pareja.
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