Vuelve a mirar los desafíos de los días anterioes, ¿hubo algunos que te parecieron imposibles? ¿Has tomado la conciencia de la necesidad que Dios cambie tu corazón y te de la capacidad de amar? ¿Qué tal si tomas un tiempo de oración y le pides a Dios que te muestre como está tu relación con Él y también reclama la fortaleza y la gracia para resolver tu destino eterno?