Preguntale a tu conyuge si pueden comenzar a orar juntos, decidan cual es el mejor momento para hacerlo, ya sea por la mañana, a la hora de almorzar o antes de irse a dormir. Usen este tiempo para confiarle al Señor las inquietudes, los desacuerdos y las necesidades. No olviden darle gracias a Dios por su provision y sus bendiciones. Aun si tu conyugue se niega a hacerlo, decide pasar este momento diario en oración a solas. Piensa que le gustaría a tu conyugue, si fuera posible. Ponlo en oracion y comienza a trazar un plan para cumplir algunos de sus deseos (sino todos) hasta donde puedas.