LS GUIA PATERNA, LOS PADRES
EL TEMA

A medida en que los jóvenes crecen, van tomando distancia de sus padres y formando una identidad propia. La mayor parte de ellos probablemente ya lo ha hecho. Esto puede ocasionar cierto grado de malestar y rebeldía en la casa.

Los padres a veces dan la impresión de ser anticuados y exageradamente estrictos. Esta guía para Conversaciones Dinámicas nos ayudará a analizar con los jóvenes la relación entre padres e hijos desde un ángulo positivo. ¡Y ojalá los ayude a darse cuenta de que sus padres también son personas!

Tal vez nuestros chicos provengan de diferentes tipos de familias, lo que puede incluir hogares con padres divorciados, familias de un solo padre, y hasta orfanatos. Seamos sumamente cuidadosos al conducir el debate. No presupongamos que todos los jóvenes proceden de un hogar tradicional que cuenta con sus dos padres.

PARA COMENZAR

En una hoja grande de papel o en una pizarra, escribamos junto con los jóvenes algunas de las cosas que les gustaría cambiar en sus padres si pudieran. Comencemos sugiriendo algunas ideas como: “Que me dieran más libertad”, “Que no me obliguen a tomar clases de guitarra”, y otras semejantes. Si los chicos no quieren ser específicos, no los forcemos a ello.

En otra hoja grande de papel, pidamos a los jóvenes que escriban algunas de las cosas que sus padres quisieran cambiar de ellos. Mantengamos a los jóvenes dentro de una perspectiva correcta (quizás haya algún joven que escriba “Nada, soy perfecto”).

Ahora comparemos las dos listas. Señalemos que tanto los padres como los hijos tienen sus fallas y cometen errores (¡son humanos!). Y hagamos que tomen conciencia de que la relación entre padres e hijos parte de dos puntos de vista distintos: los padres ven las cosas de una manera y sus hijos de otra. ¡Y eso está bien! Recordémosles que el respeto es la clave en la relación con los padres. ¡Después de todo, son sus padres los que los alimentan, visten y pagan todos sus gastos!

EL DEBATE, PREGUNTA POR PREGUNTA,(hojas de trabajo)

1. Confeccionemos una lista de los rasgos positivos y negativos que notamos en los padres para que ellos la consideren. ¿Qué es lo que los chicos del grupo aprecian más de sus padres? ¿Y qué es lo que aprecian menos?

2. ¿Hacia dónde creen los chicos que apunta la relación con sus padres?
Algunos jóvenes piensan que no tiene “onda” llevarse bien con los padres, otros, en cambio, sí. Tal vez podríamos contarles algunas experiencias propias en cuanto a la relación con nuestros padres (de cuando éramos jóvenes, por supuesto). Una vez que se hayan expresado, propiciemos una tormenta de ideas para descubrir diferentes formas en las que pueden mejorar la relación con sus padres.

3. .Permitamos a los jóvenes manifestar sus opiniones, pero no dejemos que el encuentro se convierta en una sesión de quejas. Ningún padres es perfecto. Preguntemos a los jóvenes la razón por la que han escrito esas respuestas.

4. Consideremos cada una de las áreas problemáticas y notemos a cuáles de las afirmaciones han respondido que son verdaderas en mayor número. Detengámonos a preguntarle a los jóvenes si creen que de alguna manera podrían cambiar esa situación. Por ejemplo, ¿de qué manera piensan que podrían ganase la confianza de sus padres? ¿Qué pasos deberían dar para comunicarse mejor con ellos?

5. Pidamos a los jóvenes que lean estos pasajes y analicen algunas formas en las que podrían poner en práctica estos versículos dentro de la relación padre-hijo. ¿Qué consejo les da Dios a ellos?

EL CIERRE

Enfaticemos que la mayoría de los padres quiere lo mejor para sus hijos. Han invertido tiempo y esfuerzo en la vida de sus hijos y se preocupan por ellos. Tal vez no son perfectos, pero son los únicos padres con que los jóvenes cuentan. Dios nos ha dado los padres y debemos ser agradecidos por esto.

Sugiramos a los jóvenes que miren a sus padres como personas, y no solo como padres. Recordemos al grupo que en Éxodo 20:12 Dios ordena honrar y obedecer a los padres, aun si no lo desean. Se trata de una orden (es uno de los Diez Mandamientos) que viene con una promesa también. Señalemos que nunca van a lamentar el haber amado y honrado a sus padres. Podemos concluir con una oración por los padres de todos y dar gracias por ellos. Tomemos un momento para que los jóvenes puedan orar en silencio por su relación con sus padres y los conflictos que enfrentan.

UN POCO MÁS

● Entreguémosles a los jóvenes un cuestionario sobre sus padres para que lo completen durante la siguiente semana. Para poder obtener las respuestas tendrán que hablar con sus padres. Algunas buenas preguntas a incluir son: ¿Cuántos años tenían tus padres cuando comenzaron a salir? ¿A dónde fueron en su primera cita? ¿Qué títulos académicos han logrado? ¿Cómo se sintieron al nacer los hijos? ¿Cómo celebraron su primer aniversario?

● Otra posibilidad es invitar a los padres a la reunión para integrar un panel de preguntas y respuestas. Dividamos el salón, colocando a los padres en un lado y a los jóvenes en el otro. Presentemos algunas escenas de la vida real para luego pedir a los padres que defiendan su postura ante los jóvenes. A su vez, los hijos harán lo mismo.

Algunas situaciones sugeridas: llegar más tarde de la hora permitida, los padres estableciendo restricciones en cuanto a los programas de televisión y películas que pueden ver, un papá que reacciona por encontrar a su hijo visitando una página cuestionable de Internet, y otras. Estos padres e hijos pueden tener diferentes perspectivas entre ellos, pero esta constituye una excelente ocasión que los jóvenes entiendan mejor a sus padres (¡y viceversa!)
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